sábado, 1 de septiembre de 2007

la Piedra del Elefante


Vaya, como son las cosas como que me humanicé
o me humanizaron, no sé;
quien diría que ese Leo santiaguino
aburrido, que no hacía nada, que no salía,
que sólo leía y leía, que no bailaba,
que calculaba,
que no tenía lazos muy fuertes con nadie
además de sus padres
que era mas bien frío y lejano
cambiaría un poco.
Diablos. Parece que tenían razón.
"Ya vas a ver, cuando entres a la U, el carrete,
los amigos, yo la pasé muy bien en la U, que
la U aquí, que la U allá, que todo eso"
Y yo "Bah, si sabes como soy, eso no pasará, si sabes que
no necesito mucho a la gente, me da lo mismo"
etc.
Freud tenia razón. Nomás alejarse de los viejos
y el humano empieza a buscar remplazo del cariño faltante,
siendo ese el motor de las relaciones humanas.*
Santiago es exclusivamente por mis padres y familia. Y por la Coni.
Mas nada. No hay raíces al final, los lazos quedarán acá.
(*): ¿era Freud?


1 comentario:

María José dijo...

interesante
como todo lo que escribes.

y es cierto. en la ciudad de origen se quedan sólo los padres.. y los novios/mejores amigos/amigos de la infancia [rellene aquí con lo que estime conveniente]...

pero las raices... se kedan aca..

y bueno, nosé si has cambiado, porque no te conocia antes, pero sé k el Leo que conozco es una persona cada día más interesante.

Saludos amigo y nos vemos en unas horas!